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Fallo de fecundación tras una ICSI, ¿tengo esperanzas?

Fallo de fecundación tras una ICSI, ¿tengo esperanzas?

Las técnicas de fecundación in vitro (FIV) se basan en lograr fecundar ovocitos con espermatozoides en el laboratorio. Luego se mantienen en condiciones similares a su entorno natural y tras unos días se selecciona el mejor embrión el cual será depositado en el útero de la mujer esperando que se produzca su anidación. A partir de aquí, el seguimiento es el mismo que el de un embarazo espontáneo o natural.

Por ello, el primer e imprescindible paso es conseguir que el espermatozoide fecunde al ovocito. La FIV convencional consiste en aproximar ovocitos y espermatozoides y dejar que éstos sean los que fecunden por ellos mismos al ovocito. Se trata, por tanto, de la técnica más fisiológica, en la que se interviene o manipula menos. Pero hay casos en los que ciertas alteraciones de los ovocitos o de los espermatozoides impiden que la fecundación se lleve a cabo. En los años noventa se desarrolló la técnica de la microinyección intracitoplasmáticaca de espermatozoides (ICSI) que se puede definir como la introducción de un espermatozoide dentro de un ovocito maduro para lograr la fecundación. Esta técnica permite solventar muchos problemas de fertilidad masculina además de ciertos problemas ovocitarios.

A pesar del gran avance que supuso la posibilidad de realizar ICSI, hoy en día existe entre un 1-3% de fallos de fecundación tras su realización. Afortunadamente son pocos casos, pero es crucial para las parejas que lo sufren lograr obtener una respuesta al porqué de estos fallos. Se sabe que la principal causa de estos fallos es una alteración en el proceso de activación del ovocito. Ésta consiste en una serie de cambios iniciados por el espermatozoide al entrar en el ovocito y que terminan con su fecundación. Si el espermatozoide no es capaz de iniciar los cambios o el ovocito no es capaz de generarlos, la fecundación no llegaría a producirse.

Se ha logrado desarrollar técnicas de activación ovocitaria asisitida que consisten en “darle un empujoncito” para que inicie el proceso de fecundación. Las principales vías son mediante estímulos eléctricos o químicos. Aunque su aplicación se ha extendido como técnica en el laboratorio de FIV, aún no está permitida en muchos países. Estudios recientes han mostrado que en ciertos pacientes ha permitido alcanzar niveles de fecundación normales. Estos prometedores estudios apuntan también a que es una técnica segura, pero indican que es necesario seguir investigando para confirmar la seguridad de la técnica.

Cada día nos acercamos más a nuevas soluciones que un futuro próximo permitirán a estas parejas alcanzar su sueño de ser padres.

Mª Carmen Tió, bióloga del Instituto Bernabeu

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