La ablación femenina
La ablación o mutilación genital femenina comprende una serie de prácticas consistentes en la extirpación total o parcial de los genitales externos femeninos, particularmente del clítoris. Con el objetivo de eliminar el placer sexual en las mujeres por razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico.
Índice
La ablación como herramienta de sometimiento
La ablación se practica principalmente a niñas y adolescentes de entre 4 y 14 años. No obstante, en algunos países se practica incluso a niñas menores de un año. Se realizan con más frecuencia en las regiones occidental, oriental y nororiental de África, en algunos países de Asia y del Oriente Medio.
Según UNICEF, más de 125 millones de mujeres han sido mutiladas, y otros 30 millones pueden serlo en la próxima década. Además, estas cifras están aumentando en Europa, Australia, Canadá y los Estados Unidos, principalmente entre los inmigrantes procedentes de África y Asia sudoccidental.
Constituye una violación fundamental de los derechos humanos entre las mujeres y niñas. Es una absurda práctica, que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades, y representa una forma extrema de discriminación femenina. Quebranta por completo el derecho a la salud, con un daño y maltrato atroz e inhumano.
Impacto en la salud femenina
La ablación genital femenina causa daños irreparables también físicamente. Entre sus complicaciones inmediatas se encuentran
- el dolor intenso,
- hemorragia,
- infección de la herida y
- lesiones de los tejidos vecinos.
Las consecuencias a largo plazo pueden consistir en
- infecciones urinarias recurrentes,
- fístulas genitales,
- esterilidad y
- riesgo importante de complicaciones en el parto con alta mortalidad materna y del recién nacido.
Avances en la jurisprudencia
Por supuesto, esta práctica está prohibida en España, pues el Código Penal español recoge, en sus artículos 149 y 150, una referencia específica a la ablación que contempla penas de entre seis meses y hasta doce años y retirada de la patria potestad. Además, en 2005 la legislación española se modificó para permitir la persecución extraterritorial de la práctica de la mutilación genital femenina, pues es posible, que se practique la ablación a las niñas en los viajes que éstas hacen a sus países de origen, por ejemplo, durante las vacaciones.
En 2012, la Asamblea General de la ONU aprobó por primera vez una resolución que condena la mutilación genital femenina, exigiendo a los estados miembros su prohibición y castigo, al considerar que se trata «de un atropello irreparable e irreversible que niega los derechos humanos de las mujeres y las niñas», además de recordar que supone «una amenaza para la salud mental, sexual y reproductiva de las mujeres y puede incrementar su vulnerabilidad al VIH».
Es responsabilidad de los profesionales de la salud la detección de las niñas en riesgo, proporcionando a sus progenitores toda la información posible acerca de las serias secuelas de este procedimiento. Y en todo caso, se debe fomentar la investigación, divulgación y formación del colectivo médico respecto a los tratamientos correctores. Éstos suponen muchas veces difíciles reparaciones de las lesiones y en ocasiones son necesarios muchos tiempos quirúrgicos y correcciones sucesivas.
Son ya numerosas las ONGs dedicadas a estas actividades, incluso con hospitales específicos para este tipo de cirugía. Y nos consta, que también hospitales de la red pública española, se ocupan de estos servicios.
Bienvenido pues todo esfuerzo dirigido para la prevención de esta práctica, y en definitiva mejorar las condiciones de vida de las mujeres expuestas a sufrirla.
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