Problemas éticos a los que nos enfrentamos en una clínica de Reproducción Asistida
Aunque la Ley española de reproducción asistida fue pionera en la regulación de esta actividad, ya que supuso un importante avance respecto al resto de legislaciones de nuestro entorno y además de ello, España es referente en este sector tanto por la calidad de algunos centros y profesionales sanitarios, como por la excelencia de los resultados obtenidos, es cierto que no se ha alcanzado un consenso a nivel internacional en cuanto a la regulación legal de esta materia que haya dado lugar a una normativa uniforme o común, ni siquiera entre países con ideología o cultura próximas.
Esta falta de acuerdo se debe, entre otras razones, al debate moral que suscitan algunas de las cuestiones relativas a las técnicas de reproducción asistida, que no están exentas de planteamientos éticos -entendiendo la ética como aquella parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre-, lo que trasladado al ámbito de la medicina reproductiva supondría la búsqueda de un equilibrio entre los fines que esta disciplina persigue, y las técnicas que pueden llevar a cabo los especialistas para la consecución del éxito en los tratamientos, respetando en todo caso el derecho de autonomía del paciente.
La mera evolución de la sociedad, con la aparición de nuevos modelos familiares y parentales, ha provocado que cuestiones como el acceso a las técnicas por parejas de mujeres y la posibilidad de realizar la técnica ROPA (Recepción de ovocitos de pareja), encuentren limitaciones y lagunas legales, además de entrañar en ocasiones problemas éticos, cuestión que afecta también a la regulación de la maternidad subrogada o vientre de alquiler, que a pesar de ser una posibilidad legal en algunos países, no está permitida en la mayoría por los problemas éticos y de afectividad que puede suponer para la madre de alquiler.
Por último, los enormes progresos médicos, científicos y tecnológicos, han abierto posibilidades impensables en otro tiempo, dejando obsoletas las leyes que regulan las técnicas de reproducción asistida, y suscitando nuevos debates éticos y morales. En este sentido, la generación de nuevos embriones cuando los pacientes ya tienen crioconservados de tratamientos anteriores, así como cualquier manipulación del embrión, sea cual sea el fin de la misma (experimentación, selección de sexo, diagnóstico genético preimplantacional, incluso cuando su fin es la selección de embriones compatibles con un hermano enfermo para conseguir la curación del mismo), es objeto de debate y opiniones contrapuestas, como ocurre también como una cuestión tan sencilla a priori como la limitación de hijos procedentes del mismo donante de gametos.
En todo caso, cualquier ámbito de la ciencia no está libre de problemas éticos, pero lo importante en última instancia es comprender que la Medicina Reproductiva, como ciencia biomédica, es una ciencia a favor de la vida, está al servicio de la sociedad y tiene un fin tan noble como es ayudar a los pacientes a alcanzar su proyecto reproductivo.