Salpingitis o inflamación de las trompas de Falopio, ¿cómo afecta mi fertilidad?
Para que ocurra la concepción de forma natural es necesario que estén presentes tres aspectos básicos: que ocurra la ovulación, que exista un adecuado número y movilidad de espermatozoides en el eyaculado y, en tercer lugar, que las trompas uterinas estén permeables, siendo este último factor imprescindible para que ocurra el encuentro entre ambos gametos (óvulo y espermatozoide) y a continuación la fecundación.
Cuando estos conductos, llamados también trompas de Falopio, están obstruidos, éstas no pueden recoger el óvulo liberado por el ovario, durante el proceso de ovulación. Pero cuando la funcionalidad de las mismas es lo que está afectada, como ocurre en el caso de procesos inflamatorios, se dificulta el transporte de los espermatozoides hacia el óvulo o el transporte del óvulo ya fecundado hacia la cavidad uterina para su posterior implantación. En este último caso, si el embrión no llega a la cavidad, corre el riesgo de anidarse dentro de las trompas produciéndose lo que se denomina un embarazo ectópico o “fuera de sitio”.
A los procesos inflamatorios de la trompa se les designa con el término de Salpingitis. Esta entidad, suele producirse principalmente por infecciones transmitidas por vía sexual, siendo los patógenos más frecuentes la chlamydia trachomatis, gonococos o mycoplasma hominis, o con menor frecuencia por propagación por vía ascendente de bacterias de la vagina que se hacen patógenas (streptococos, staphylococos, etc). La infección puede ser aguda y producir síntomas específicos como: dolor pélvico, dolor durante las relaciones sexuales, dolor durante la ovulación o menstruación, fiebre, náuseas o vómitos, flujo vaginal anormal y fétido y/o sangrados irregulares entre las reglas. La salpingitis aguda es una entidad que requiere atención médica inmediata, generalmente a base de tratamiento antibiótico y antiinflamatorios, pero que en casos severos puede complicarse en una infección generalizada o “sepsis” o en un absceso o acumulación de pus en la trompa que requiera cirugía.
Sin embargo, gran parte de las salpingitis pueden cursar de forma paulatina e inadvertida, o curarse de la fase aguda pero dejando secuelas, llamándose en este caso salpingitis crónica. Las consecuencias de los procesos inflamatorios de la trompa pueden consistir en fibrosis de la luz tubárica, adherencias de las trompas a estructuras vecinas como por ejemplo los intestinos o la vejiga, o acumulación de secreciones dentro de la luz de las mismas llegando a dilatarse, y es lo que llamamos Hidrosálpinx si el contenido es hialino o Piosálpinx si el contenido es purulento. Como es de suponer, todos estos procesos, dificultan el adecuado funcionamiento de ese canal que debe estar libre para que los espermatozoides, óvulos y posteriormente embriones lleguen a su lugar. Por otro lado, varios estudios han demostrado como el líquido contenido en los hidrosálpinx, llenos de detritus y sustancias tóxicas, puede disminuir el poder implantatorio de los embriones tanto de forma natural como tras las transferencias embrionarias en tratamientos de fecundación in vitro (FIV). Por lo tanto, las afectaciones de las trompas suelen ser una de las causas de esterilidad más frecuentes.
El mejor tratamiento en medicina es la prevención, por lo que tener una vida sexual saludable, evitar el consumo de tabaco y acudir regularmente al ginecólogo, son algunas medidas que están a nuestro alcance para evitar la ocurrencia de las salpingitis. Pero cuando la enfermedad se presenta, viene siendo tan o más importante, reconocer los síntomas a tiempo, buscar evaluación médica y aplicar el tratamiento oportuno de la forma más inmediata posible para evitar complicaciones y no disminuir las probabilidades de concepción de forma natural. A pesar de ello, cuando se identifica que un factor tubárico es el implicado en la dificultad para conseguir la gestación, disponemos de la posibilidad de optar por técnicas de fertilización in vitro, mediante las cuales, el encuentro ovocito-espermatozoide, se realiza fuera de la trompa, por un personal especializado y en un laboratorio especialmente diseñado para ello, para de esta forma obtener embriones que puedan ser posteriormente transferidos al útero materno, sin la necesidad de que las trompas estén intactas, con una alta probabilidad de conseguir gestación si no existen otros factores asociados.