¿Transmitiré mis problemas de fertilidad a mi hijo?
La infertilidad se define como la incapacidad de concebir tras 12 meses de relaciones sexuales regulares sin protección. Se estima que en un 35% de los casos está causada por factores femeninos, en un 20% por factores masculinos, en un 40% por factores mixtos y, en el resto de los casos, es de origen desconocido.
Índice
- 1 ¿La infertilidad es hereditaria?
- 2 ¿Qué factores genéticos pueden disminuir la posibilidad de ser padres?
- 3 ¿Debo realizarme pruebas genéticas antes de un tratamiento de Reproducción Asistida?
¿La infertilidad es hereditaria?
El origen de la infertilidad es diverso, y se calcula que en un 20% de las personas tiene un origen genético, mientras que en el 80% restante está causada por condiciones no heredables, como enfermedades adquiridas, edad, hábitos de vida, factores ambientales, etc.
Cuando la infertilidad es de origen genético, en función de la causa, podrían heredarla o no los hijos y/o hijas de la pareja infértil. A continuación, se detallan las posibilidades de trasmisión a la descendencia de las condiciones genéticas que causan infertilidad.
¿Qué factores genéticos pueden disminuir la posibilidad de ser padres?
Transmisión por parte de ambos miembros de la pareja
Alteraciones cromosómicas estructurales
Las alteraciones cromosómicas estructurales pueden deberse al intercambio de segmentos entre cromosomas (translocaciones recíprocas) o a la fusión de dos cromosomas acrocéntricos (translocaciones robertsonanas).
Estas translocaciones no afectan directamente a los individuos que las tienen, ya que no se produce ni ganancia ni pérdida de material genético. Sin embargo, sí supone un problema de fertilidad, ya que esta reorganización cromosómica desemboca en la producción de óvulos y espermatozoides con carga genética desbalanceada. Estos gametos darán lugar a embriones desbalanceados, produciendo aborto de repetición, fallo de implantación o recién nacidos con anomalías congénitas.
Alteraciones cromosómicas numéricas
Las alteraciones cromosómicas numéricas consisten en la ganancia o pérdida de un cromosoma. Las alteraciones numéricas más comunes en edad reproductiva son las que afectan a los cromosomas sexuales y dan lugar a síndromes genéticos, siendo los más comunes el Síndrome de Klinefelter (47,XXY), el Síndrome de Turner (45,X0), el Síndrome del doble Y (47,XYY) y el Síndrome de la triple X (47,XXX).
Además, estas alteraciones se pueden encontrar en mosaico, es decir, es posible que un individuo tenga dos o más poblaciones de células que difieran en su composición genética.
En estos casos, los pacientes también producirían gametos desbalanceados, dando lugar a los mismos problemas de fertilidad que se explican en el apartado anterior.
Transmisión por parte de la mujer
Síndrome del cromosoma X-Frágil (premutación)
El síndrome X frágil es la forma más común de discapacidad intelectual hereditaria y está causada por la mutación del gen FMR1. Se estima que son portadores 1/230 mujeres y 1/800 hombres y están afectos 1/4000 hombres y 1/6000 mujeres.
Además, la forma premutada de dicho gen también tiene efectos en las mujeres que son protadoras. Se estima que un 20% de estas pacientes tienen baja reserva ovárica o menopausia precoz, frente al 1% de la población normal. Por tanto, las hijas de estas pacientes que hereden el alelo premutado tendrán también mayor probabilidad de tener fallo ovárico.
Además, la repercusión en la descendencia puede agravarse, ya que la premutación tiende a aumentar de tamaño cuando pasa de una generación a otra. Si se superaran las 200 repeticiones, en el caso de un hijo varón padecería el Síndrome del Cromosoma X-frágil y en el caso de una hija, sería portadora del mismo.
Genes implicados en la ovogénesis
Estudios recientes han demostrado que mutaciones en genes implicados en la ovogénesis (tanto en el desarrollo del folículo ovárico como en la división celular y la reparación del ADN) pueden dar lugar a fallo ovárico precoz. Esta patología afecta al 1% de las mujeres menores de 40 años cuyos ovarios han dejado de funcionar total o parcialmente.
Estas mutaciones, mayoritariamente de herencia dominante, pueden ser transmitidas a la descendencia y causar el mismo problema de fertilidad a las hijas. Sin embargo, si se detectan a tiempo utilizando test genéticos como el IBGenFOP, es posible planificar la maternidad, tanto adelantando el embarazo como vitrificando ovocitos.
Endometriosis y cáncer de ovario.
Algunas enfermedades que pueden acarrear problemas de fertilidad, como la endometriosis y el cáncer de ovario, también tienen un componente hereditario. En el caso de la endometriosis, es difícil determinar el porcentaje de casos que tienen un origen genético, aunque es conocido que existe un componente hereditario. Por otra parte, para el cáncer de ovario, se estima que al menos en el 20% de los casos es de origen hereditario y están asociados principalmente a los genes BRCA1, BRCA2, MMR, RAD51 y BRIP1.
Transmisión por parte del hombre
Microdeleciones del cromosoma Y
En el cromosoma Y se encuentra codificada la información genética necesaria tanto para diferenciar a los hombres de las mujeres como para la formación de espermatozoides. Por ello, la pérdida de pequeños fragmentos de este cromosoma produce alteraciones en el seminograma. Según el fragmento delecionado, estas alteraciones son de distinta gravedad, pudiendo producir pocos espermatozoides (oligozoospermia) o ninguno (azoospermia).
Se estima que el 10% de los varones con alteraciones en el seminograma pueden tener ausencia de ciertas regiones del cromosoma Y. Identificar si un varón posee estas alteraciones, no sólo sirve para poder establecer la causa su problema, sino también para ofrecer un adecuado consejo genético que permita discernir si los problemas de fertilidad serán heredados por sus hijos varones.
Genes implicados en la espermatogénesis
También pueden causar infertilidad las mutaciones que se producen en genes relacionados con la espermatogénesis. Estas mutaciones pueden producir un efecto deletéreo en el gen, lo que daría lugar a una pérdida de función del mismo al no poder llevarse a cabo alguna etapa del proceso de formación de espermatozoides.
Para poder diagnosticar estos casos, hemos desarrollado el test IBGen SPERM, en el que se estudian 426 genes mediante secuenciación masiva. Está indicado en casos de azoospermia, oligozoospermia severa, astenozoospermia y oligoteratozoospermia. En el caso de detectar alguna mutación con un efecto deletéreo, al ser mayoritariamente de herencia dominante, habría un 50% de posibilidades de que los hijos varones tuvieran los mismos problemas de fertilidad.
¿Debo realizarme pruebas genéticas antes de un tratamiento de Reproducción Asistida?
Gracias a los avances de la biología molecular y la genética y la incorporación de laboratorios especializados en estas áreas en los propios centros de reproducción asistida, cada vez es más accesible para los pacientes la realización de pruebas genéticas que pueden dar a conocer el origen de los problemas de fertilidad de la pareja si éstos son de origen genético.
En la mayoría de parejas con historia de infertilidad, fallo de implantación o abortos de repetición, se indica la realización de un cariotipo para descartar alteraciones cromosómicas en ambos miembros de la pareja.
Además del cariotipo, en hombres con alteraciones en el seminograma, puede indicarse el estudio de fibrosis quística (gen CFTR) y el estudio de microdelecciones del cromosoma Y, mientras que en mujeres con baja reserva se recomienda también el estudio del síndrome X-frágil (gen FMR1).
Mónica Hortal, biotecnóloga en Instituto Bernabeu Biotech