Conoce a la ginecóloga Ruth Romero
Desde muy pequeña la doctora Ruth Romero disfrutaba ayudando y cuidando a los demás y siempre ha tenido un instinto de protección especial hacia las mujeres. Se dedicó a la medicina porque le gustaba la idea de sanar y la especialidad ginecológica se adaptaba a lo que quería hacer. Aunque acarició la idea de hacerse veterinaria, la ginecología le resultó muy completa por el aspecto clínico y quirúrgico. Y sus primeros pasos tuvieron mucho de labor social, al hacer su periodo de prácticas en Móstoles donde atendía a mucha gente con escasos recursos y donde afirma, aprendió mucho. Un periodo de formación que además, confiesa, le ha marcado en su desarrollo profesional futuro.
Siente que ha ayudado y que aún le queda mucho por ayudar. “Me queda mucho por hacer a nivel profesional, pero ya llevo mucho camino recorrido y con experiencias con las que he crecido”, cuenta la ginecóloga que ejerce su labor en la sede del Instituto Bernabeu de Madrid.
Hoy en día compagina su labor como ginecóloga con la crianza de dos niños muy pequeños, de 2 años y 10 meses; una vida muy ajetreada que lleva bien gracias al tiempo que puede dedicarles. “Instituto Bernabeu cuida mucho la conciliación familiar así que estoy muy contenta porque la clínica cuida mucho la conciliación y la respeta”. Su afición por tocar el piano y pintar están aparcadas de momento porque su prioridad ahora está en sus bebés. “Ahora mismo mi vida es trabajo y niños”, reconoce la ginecóloga.
Lo que más le gusta es el trato con el paciente. Y tiene muy presente cuando está en consulta que para muchas mujeres acudir al ginecólogo es un trance que les resulta incómodo. “Lo que más me gusta es dar seguridad para que estén más tranquilas y seguras”. También en el momento del parto le agrada estar junto a la madre y darle ánimos y cariño antes de que nazca el bebé “que se sienta acompañada y entendida”.
En la clínica de Madrid atiende a muy diversos perfiles de pacientes. Parejas que llevan a sus espaldas numerosos tratamientos sin lograr el embarazo, otras pacientes con patologías graves y que también llegan agotadas de otros tratamientos y reconoce que muchas acuden a Instituto Bernabeu como última esperanza. También y cada vez más mujeres entorno a los 40 años que desean ser madres.
El retraso de la maternidad ha provocado que la clínica cuente con un buen número de mujeres que entorno a los 40 años buscan la maternidad. Una situación que a su juicio debería tomarse muy en serio y advertirlo a las mujeres porque cuando llegan se llevan una sorpresa. “No ha habido una adaptación social para prevenir esta situación, en una generación hemos pasado de tener hijos a los 20 años a buscarlos casi 20 años más tarde. Quizá en 15 años todas las mujeres vitrificarán sus ovocitos, creo que se va a normalizar”. La doctora explica que muchas mujeres lamentan en la consulta el no saber que la cantidad y la calidad de sus óvulos tiene fecha de caducidad. Para esa situación, la alternativa para las mujeres que no pueden ser madres con sus propio ovocitos es la donación y que cada vez más se está normalizando la ovodonación.
Ante todo, considera que uno de los compromisos adquiridos con el paciente es la honestidad. “Le transmitimos en qué nos basamos con la evidencia científica para emitir un diagnóstico o desarrollar un tratamientos y sobre todo, individualizar los tratamientos”. La ginecóloga reconoce que los pacientes agradecen la sinceridad y señala que es una cualidad que forma parte de la filosofía de Instituto Bernabeu. “Aplico lo que me gustaría que me hiciera a mí”, cuenta la doctora. “Los pacientes son muy sensibles y hay muchas clínicas que aprovechan eso, les hacen creer cosas que no pueden ser; nosotros podemos presumir de que no somos así”.
“Me gusta dar tranquilidad y seguridad a mis pacientes”
- ¿Siempre quiso ser ginecóloga? ¿Cómo ha sido su proceso?
La ginecología siempre me ha atraído, es muy bonita y completa. Tengo un vínculo especial con las mujeres de mi familia, por distintas circunstancias personales siento que debo proteger y me gustaba la idea de poder curar. Pensé en ser veterinaria, pero elegí la ginecología porque es muy completa, tiene la parte clínica y quirúrgica que me gustan mucho. Hice mi especialidad en el Hospital de Móstoles. Aprendí mucho y me encantó, venían muchas chicas jóvenes, también gente con pocos recursos, atendí muchas patologías graves. Fue una escuela importante.
- ¿Qué aspectos de su especialidad son los que más le atraen?
Lo que más me gusta es el trato con el paciente. Ir al ‘gine’ no es agradable, vienen chicas jóvenes y me gusta darles seguridad y que estén tranquilas. Mi objetivo es entender y empatizar con las pacientes.
- ¿Cómo son los pacientes a los que atiende y con qué necesidades llegan?
Los pacientes son en general muy diversos y hay distintos perfiles. Hay parejas con muchos tratamientos a sus espaldas, con patologías graves cansadas de hacer tratamientos y muchas vienen a Instituto Bernabeu con sus esperanzas puestas en nosotros.
- ¿Cómo se abordan estos casos difíciles?
Lo más importante es ser honestos y decir en qué nos basamos con la evidencia científica y ofrecemos lo mejor al paciente, individualizando cada caso. Y aplico en la consulta lo que me gustaría que me hicieran a mí. No pedimos mil analíticas si sabemos que no van a dar resultados. Los pacientes vienen muy sensibles. Porque hay muchas clínicas que aprovechan esa mayor sensibilidad y nosotros podemos presumir que no somos así.
- ¿Cree que las mujeres son conscientes del agotamiento de sus óvulos con la edad?
Los casos de algunas famosas que con 45 o más años han sido madres no son un buen ejemplo. Con esa edad la maternidad normalmente llega por ovodonación y son embarazos de alto riesgo. Se cuenta lo bonito y la gente piensa que con 45 años pueden ser madres. No ha habido una adaptación social para prevenir esta situación. Hemos pasado de tener hijos con 20 años a retrasar la maternidad casi 20 años. Muchas pacientes se llevan la sorpresa. Quizá en 15 años todas las mujeres vitrificarán sus ovocitos porque saben que van a retrasar la maternidad y será socialmente aceptado y normalizado. Pero a quienes vienen ahora no les ha dado tiempo y vienen preguntando por qué no se les ha dicho antes. Por eso es importante que la población tenga la información.